lunes, 10 de enero de 2011
"Shu-ma-rio"!!!
Chile ha evolucionado. De hecho, se habla del nuevo Chile, aquel donde el desarrollo económico ha llevado a una explosión cultural e intelectual de cierta relevancia. El propio New York Times, nos destaca recientemente como "él" destino turístico del 2011, un "must see" (WTF?"). La vida nocturna también, al parecer, se ha transformado, y en palabras del mismo diario el carrete Santiaguino es ahora "vibrante" (dónde?, me encantaría saberlo...). Al parecer, la gringa encargada del reportaje del Times está "way better informed than me". Por su parte, los flamantes ejecutivos chilenos ya hablan de la "nueva forma de hacer negocios" en este "flamboyant" nuevo Chile (whatever that means...).
No obstante, a mi entender (y creo hablar aquí por muchos compatriotas "ejecutivos"), lo anterior, es sólo la cara superficial del Chile oficinístico. En efecto, qué tanto ha cambiado el ambiente laboral en el Chile del bicentenario. Es realmente distinto al Chile ochetero?. Desde varios puntos de vista, la diferencia no es tal. Veamos.
En los últimos diez años, el país ha sido invadido por una variada gama de tecnologías. En efecto, los distintos tratados de libre comercio ("TLCs") firmados por Chile, la "apetura de Chile al mundo" (tema que da para otro post completito) y la ya manoseada "globalización", han permitido a los chilenos tener acceso (a precios, vía créditos de consumo con tasa de casa comercial, bastante accesibles) a todo tipo de nuevos aparatos, entre ellos, los codiciados Iphone y Blackberry (de la cual me reconozco absolutamente adicto).
Por lo anterior, sería dable a pensar, que el objetivo primordial de la blackberry, es, precisamente, aquel que se cumple en los países desarrollados. En efecto, en USA, por ejemplo, particularmente en el mundo de los "ejecutivos", la blackberry es algo así como la mejor amiga de los jefes y la pesadilla buena onda (adictiva, por cierto) de los empleados.
La "Bebé" (como le llaman en estas latitudes, nombre que también merece post aparte) permite al gringo estar permanentemente conectado a lo que sucede en la oficina sin efectivamente "estar" en la oficina. Lo anterior, a pesar de las molestias propias de tener un chip permanente al lado, conlleva un variado abanico de beneficios. En efecto, el/la gringa pueden tener vida. Con la "Bebé" se acabaron las horas al doctor tipo ocho de la tarde, la cortada de pelo a la hora de almuerzo y la compra de regalos (Navidad, cumpleaños, matrimonio, etc...) vía internet. La "Bebé" le permite al gringo entrar y salir de la oficina cuando quiere, como quiere y con quién quiera. In other words, "he/she actually has a life".
Veamos qué pasa en Chile. Hoy, todo ejecutivo chileno que se precie de tal tiene su "Bebé" más o menos sofisticada, con más o menos aplicaciones. No obstante, la idiosincrasia chilena ha hecho de la "Bebé" un aparato que está permanentemente al lado del PC respectivo. En otras palabras, una tecnología pseudoinservible, es decir, un "shishe".
En efecto, el jefe chileno, a todo nivel -tanto en el servicio público como en las organizaciones privadas- es adicto al "face-hour", que podría ser definido como "dícise del tiempo invertido por un empleado en no hacer nada producitvo frente al computador revisando emol, facebook y el Clinic hasta la hora "tácitamente" convenida de salida"; porque eso es lo otro, nadie le dice al "ejecutivo" a qué hora sale, es decir, siempre se sabe a qué hora se entra pero para salir existen una serie de reglas tácitas, al punto que conozco casos en que al retirarse el " funcionario" a las 19.30 pm, despúes de 10 horas de trabajo, hay compañeros (paletas, por cierto) que le preguntan si está trabajando "medio dia" (plop!).
Para el jefe chileno, si su empleado no está "físicamente" en la oficina y en su "escritorio/cubículo"-aún cuando no se esté haciendo nada- no está trabajando sino pelotudeando por ahí. Surge así la pregunta: qué diferencia sustantiva existe entre contestar un email de pega desde la "Bebé" que desde el PC del cubículo. Por supuesto que hay cosas que deben hacerse desde la oficina pero a lo que voy es cuál es la obesión del jefe chileno respecto que calentar asiento es trabajo efectivamente realizado. Qué diferencia entonces al "ejecutivo top" chileno de los funcionarios Hermosilla, Quintanilla y Gatica (célebres en los ochenta en el programa de humor "De Chincol a Jote"). Es más, qué diferencia a los jefes de dichos ejecutivos de la Sita Astrid Ulloa Martinez (la memorable jefa papiche y mostachona de los "funcionarios" antes dichos). Tal como la Sita Astrid, al jefe chileno le gusta que sus subalternos estén en sus "esh-cri-to-rios"; y si a éstos se les ocurre ir al doctor o tener una emergencia en horario "esh-tric-ta-mente laboral", arriesgan un "shu-ma-rio" o "medidashs de carácter dish-ci-pli-na-riashs".
De manera que como en todo, en nuestro Chile, copiamos, pero copiamos mal. Aquello que debería facilitarnos la vida (la "Bebé") termina siendo un aparatito con el cual jugamos en nuestros "esh-cri-to-rios", esperando que el jefe/jefa tenga plena satisfacción (cercana a un orgasmo múltiple) al constatar que todos sus "muchachos/as" están adheridos a sus "esh-cri-to-rios"....Viva Chile y "Shu-ma-rio" para "to-doshs"!.
* Por Nogaret