No sé si es una bendición o maldición vivir, literalmente, a media cuadra de un minimarket "Sir Yon". Lo cierto es que it´s quite an experience! y saca harto de apuros.
Los little-mercados "Sir Yon" son un verdadero zoológico de tonos rojos y amarillos. En efecto, al "ingresar al respectivo recinto" todo se transforma. Es entrar a una dimensión desconocida, entrar a la dimensión "Sir Yon". Uno se siente como Alicia en el país de las maravillas pero en versión "barbie pobre".
En este wonderland chileno, en vez de orugas fumadoras y gente tomando té, a uno lo invitan a "servirse" cualquier tipo de embutido, se topa con el festival de la mortadela, señoras pidiendo recarga de su celular, maestros cambiando botellas reciclables por "moneas" y los infaltables buscadores de "sencillo-molido". Todo lo anterior, sudorosamente acompañado de cajeros tiraos a choro (xoro) que son a la vez reponedores, acólitos y capitanes de pichanga de barrio cuya especialidad es, aparentemente, sólo "hacerse los útiles".
Todo lo anterior sería hasta rutinario en Chile si no fuera por una particularidad que distingue a los "Sir Yon" de cualquier otro "Gourmet" Market del país. El Sir Yon le lleva chapitas, libros principescos, querubines angelicales de porcelana, estampitas y rosarios de ALTO IMPACTO.
ESA ONDA!. Todos sus locales (which is quite a thing, since they are literally EVERYWHERE!) están pulcramente adornados con "shishes" que harían sentirse orgullosa a doña Lucía Hiriart y a Monseñor Medina, ambos dos tremendamente "pulcros" SE FIJAN?. En efecto, en toda caja "Sir yon" usted podrá encontrar sendas chapitas, estampitas, oraciones y libros de autoayuda de tendencia Opus Dei. De hecho, la estampita que más se vende es la de Monseñor Escrivá de Balaguer.
WTF?! me pregunto yo. El ir a comprar mortadela, es, de ahora en adelante, efectivamente una experiencia religiosa!. Literalmente, SÓLO EN CHILE!